Los efectos de la guerra en el medio ambiente

“El coste ecológico de la guerra es inmenso, pero mientras el conflicto armado siga siendo una opción viable la naturaleza seguirá pagando el precio”,

Maximilian M. Mönch, 2013.

En 2001, la Asamblea General de ONU declaró el Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados el 6 de noviembre de cada año. Una fecha para reconocer y concienciar acerca de cómo los conflictos armados, las guerras y la militarización, han sido y continúan siendo algunos de los factores de destrucción ambiental más significativos.

“Aunque la humanidad siempre ha contado sus víctimas de guerra en términos de soldados y civiles muertos y heridos, ciudades y medios de vida destruidos, con frecuencia el medio ambiente ha sido la víctima olvidada. Los pozos de agua han sido contaminados, los cultivos quemados, los bosques talados, los suelos envenenados y los animales sacrificados para obtener una ventaja militar”. Así lo advierte el Departamento de Información Pública de Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Asimismo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que “en los últimos 60 años al menos el 40% de los conflictos internos han tenido alguna relación con la explotación de los recursos naturales, tanto por ser considerados de «mucho valor», como madera, diamantes, oro, minerales o petróleo, como por ser escasos, por ejemplo, la tierra fértil y el agua”. Con el objetivo de plantear soluciones a este escenario, el Segundo informe sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados contiene un breve resumen de los debates celebrados en 2014 durante la Comisión de Derecho Internacional y la Sexta Comisión de la Asamblea General de Naciones Unidas, para la revisión del estado de la cuestión y la propuesta de medidas para proteger el medio ambiente.

Factores de destrucción ambiental

La Primera Guerra Mundial supuso un punto de inflexión en el uso de armamento y en su impacto en el medio ambiente. Durante la Segunda Guerra Mundial, la preocupación por las consecuencias de las guerras en el medio ambiente despuntó cuando el ejército americano lanzó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, provocando un desastre de proporciones desmesuradas y el principio de la crisis nuclear.

Bomba atómica Hiroshima
Foto fechada el 1945 que muestra la devastada ciudad de Hiroshima el día después de la primera bomba atómica, lanzada por una fuerza aérea de Estados Unidos B-29, 06 de agosto de 1945. Fuente: GETTY Images.

Otro ejemplo de este efecto devastador lo hallamos en la guerra de Vietnam, con el conocido «agente naranja» y la destrucción química de una quinta parte de los bosques de Vietnam del Sur, además de la desaparición de alrededor de una tercera parte de los manglares.

Además, «las guerras de Vietnam, Afganistán, América Central, el Golfo Pérsico o Yugoslavia han evidenciado que la guerra moderna implica una devastación del medio ambiente a gran escala»,  tal como destaca la publicación técnica ‘Daphnia’ en un artículo dedicado al impacto ambiental del militarismo.

El consumo de recursos de las guerras

La ONU alerta sobre el consumo de recursos de la industria militar, que emite un 10% de las emisiones mundiales de CO2. El armamento nuclear, químico y convencional, como submarinos nucleares o la utilización de uranio empobrecido, tiene graves impactos ambientales. Al tiempo que su producción, uso y destrucción genera importantes residuos tóxicos.

“Los países industrializados, con alrededor del 26% de la población, acaparan el 78% de la producción mundial de bienes y servicios, el 81% del consumo energético, el 70% del consumo de fertilizantes químicos y el 87% del armamento mundial”, como recogen los investigadores Rafael Grasa y Ignacy Sachs en el artículo: «Ecodesarrollo y gobernabilidad: sugerencias para la aplicación de nuevas estrategias de desarrollo». Por lo que, una parte considerable de la energía que se consume en los países del Norte está destinada directa o indirectamente a fines bélicos. Incluso en tiempos de «paz armada», el coste social y ecológico de la producción de armamento y la industria bélica es casi tan alto como en la guerra, como destaca la Asamblea de la ONU.

Las «huellas de la guerra»

Con el fin de ilustrar los efectos e impactos ambientales de las guerras, en el año 2013,  Maximilian M. Mönch dirigió el documental «Huellas de la guerra»emitido en España por TV2 en la noche temática. En el mismo, podemos descubrir en profundidad los efectos de las guerras, lo que nos recuerda que «el coste de no hacer nada supera con creces al gasto de hacer algo».

 Llúcia Ribot Lacosta

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